miércoles, 1 de agosto de 2007

El recuerdo de mi padre Tomás




Las vías que crucé







RELATO DE MARIA PAVON DE TULA
Soy hija de Tomas Pavón y Paula Martínez, nací en Morón provincia de Buenos Aires. Mi mamá me contó que el 7 de octubre de 1949 viajamos a Comodoro, en barco, se llamaba Islas Malvinas. El día 3 de octubre salió de Buenos Aires pero debido a las fuertes ráfagas de viento no pudo atracar en el puerto y desembarca en el muelle de km 3, en la zona norte de Comodoro. Tres días después cumplí un año acá en Comodoro.

Vinimos porque mi tío, le avisó a mi papá que estaban tomando gente en la empresa YPF, mí papá viaja primero y comienza trabajando de aprendiz, después con el correr de los años se desempeña como operario. Mi familia esta compuesta por cinco mujeres y dos varones, una de mis hermanas, Susana, ya falleció.

La primera casa que tuvimos fue cerca de la playa, y era de chapa y muy fría en invierno, en el barrio Presidente Ortiz. Yo iba a la escuela 37 de Frontera ahora último es la Escuela 111 “Mar argentino”. No me puedo olvidar algunas imágenes de cuando era chica. Me acuerdo que el mar hacia unas fuertes marejadas, y sacaba tablones, quizás de algún barco extraviado; grandes peces salían a la orilla del mar, la gente iba a buscarlos, llevaba ollas donde después los cocinaban.

En el lugar donde vivíamos había un equipo de perforación. Durante el día ponían unos altos parlantes con volumen fuerte y se escuchaba folclore. A mi me gusta mucho el tango y el folclore, capaz porque soy hija de una salteña y porque mi papá era de Buenos Aires.


Sufrimos mucho frío en época de invierno mi papá había colocado una cortina de lona y el viento de mar la movía tanto que pasaba el frío. Mis hermanas eran más chicas que yo. No teníamos agua caliente estaba la lata de cinco litros de aceite llamada “Patito”, le habían hecho unas manijas de alambre para poder calentar agua y así poder bañarnos.

En esa época andaba por las calles el lechero, el verdulero y el panadero. Hacíamos el pedido y lo traían a casa en el camión, pero como éramos muchos hermanos muchas veces me tocaba a mí hacer las cosas; porque como era la mayor siempre tuve muchas responsabilidades.

Recuerdo que mi mamá me ponía en el bolsillo pasas de uvas y trozos de pan en el otro bolsillo; cruzábamos la vía para ir a la escuela. Recuerdo cuando caminábamos por la vía en la época de frío, tomada de la mano de mi querida hermana Susana que físicamente ya no esta.

Tengo buenos recuerdos de esa época porque a la salida del colegio nos repartían facturas y galletitas Lincoln; las maestras nos llevaban de pic nic muy seguido. Desde la escuela nos íbamos a la pileta, el colectivo de YPF nos pasaba a buscar. Mi papá tenía un carné que le daba la empresa, eran para la comida, la ropa, teníamos todo lo que queríamos. Hasta viajes en avión una vez por año. Nosotros íbamos a ver a mi abuela a Buenos Aires; ella nos llevaba a los parques, a las plazas y nos hacía conocer lindos lugares.


Hoy recuerdo a mi papá, que era un hombre muy tratable; le gustaba ayudar a los demás, era muy solidario. El trabajaba en los talleres haciendo tres turnos y cuando estaba de franco le gustaba ir a pescar, siempre le gusto ir a pescar. En Buenos Aires también pescaba, porque le gustaba mucho el mar. Una vez ganó el segundo premio del concurso que se llamaba “Mar y lago”, que organizaba La Tranquera, el premio era un hermoso pez de cobre.

Mí papá trabajó en el taller central de YPF pero después lo pasaron a Montaje como encargado, y a punto de jubilarse esperando la cola del Banco Chubut sufrió una descompensación y falleció de un derrame cerebral, a los 54 años de edad. Pero me dejó muchos consejos que aún permanecen vivos en mi memoria.


*El texto se construyó a partir de un escrito y el relato de María

Foto: Las vías que bordeaban la costa de Comodoro Rivadavia, y comunicaba a varias poblaciones de la ciudad.

Del Sitio de Miguel Fiordelli

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